Vacío cerebral.
Sabiendo que algún día supe, dudando de su verdad...
Me dejo arrastrar hacia el siguiente paso, ¿hay que decidir?
Remontaré una vez más la cresta de la ola, sé que volveré a deslizarme por el agua.
Pero hoy, joder, hoy ni siquiera se el significado de la palabra hoy.
Me pondré la nariz de payaso, parece que así me entiendo más, siguiendo aquel viejo dogma: entendamos, que antes de todo, hay que reconocer nuestra soberana estupidez.
Y reirnos, reirnos, reirnos, de nosotros mismos y de lo que pasa en el mundo...
Hasta que la cabeza de vueltas de campana,
hasta que se produzca el tan ansiado, tan anhelado, taaan esperado:
vacío cerebral.
Donde ningún recuerdo aflora,
y captar el olor del amarillo narciso con todos su milimétricos matices,
pasa a ser tu mayor deseo.
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