En paraísos de asfalto

La almeja se cierra en su concha y no hay manera de hacer que se abra si imagina algún depredador rondando cerca, desde la honestidad que procuro tenerme a mi misma, reconozco ciertas bisagras en las puertas de mi casa, demasiado oxidadas para lo nuevas que son, demasiados pasadizos indescubiertos aún por estar estas encasquilladas.
Toca hora de usar aceite de oliva, de ese que huele que trasciende.

En la calle que corta a los artistas, bajo un almendro en flor y al sol cual caracol, el reloj toca el último cloc y el tiempo se detiene, entonces, a lo único que se dedica una, es a ver flotar el humo entre esa distancia que separa el aire del cielo.
Por otro lado, la sonrisa de bobalicona que se ha instaurado, sin permiso (estas cosas siempre son sin mi permiso), en mi cara parece ser del agrado de muchos transeúntes.

Estos viajeros del país del asfalto se transforman delante de mis narices en espejos y puedo verme reflejada en todos ellos,sin excepción. Me regalan un montón de saludos esta mañana.

La etimología de la palabra saludo viene a referir algo así como regalar salud, ¿bonito eh?

Prosigo que me voy por los cerros de ubeda.
Estaba una tirada en medio de una acera, recibiendo cantidad de salud por parte de transeúntes, por otro lado desconocidos; destacar hay que,a un osado personaje que me prestó un poquito de su fuego para regresar instantes más tardes, y yo encantada oye, me había caído muy bien el tipo, con una silla y una pregunta: ¿Me puedes explicar que es eso del yoga? Se atreve incluso a instaurarse a mi vera, pasando así a compartir ese trozo de paraíso asfaltado, él, en su silla importada directamente del lejano y desconocido pais de su hogar, a dos metros exactos y yo, lo más cerca posible de mamá Gaia, aún a riesgo de manchar mi precioso trasero.

No lo puedo evitar, me brillan los ojos cada vez que puedo compartir con alguien mi visión del mundo, viceversa igual. Y es que no es el yoga, yoga es palabra, es concepto inventado, es intención. Es lo que tú quieres que sea, como todo.

Es ponerse a decir a una misma que la vida trata de eso, de VIVIR, de buscar, de encontrar, de quererte y querer, de...
Algún día ordenaré todo esto, me lo prometo.

¿Cómo acabar de creerme lo que me dijo una pipa de girasol hace mucho, o poco, tiempo? Que el dueño de tu destino eres tú... pero cuando alguien tiene razón, la tiene y punto pelotilla.


...ERES TÚ...