Tirada en el colchón de mi cuarto veo la luna desde mi ventana,
y no soy capaz de despegarme de esta sensación asquerosa que se llama mieditis aguitis a lanzarme a la aventura de cualquier tipo.
Y eso que siempre me creí muy valiente y fuerte, como todas las aventureras de mis libros, las voces de mi cabeza me hacen centrifugar más que una lavadora, y una ya está hasta las narices de girar.
Soy soñadora y soñando soy feliz.
Pero quiero entregarme con toda mi pasión aquello en lo que escoja en la vida, meterme en esa corriente y ver donde me lleva, mientras la electricidad me llena.
Porque vivir muriendo no es vivir, la parálisis provocado por la serpiente del miedo es el peor veneno que puede correr por tus venas.
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